Aladino fue un cuento incluido en la compilación árabe de “Las Mil y una Noches”. Y aunque fue escrito en el siglo IV y simplemente con un trasfondo cultural y lúdico; su trama se puede tomar como una comparación sutil pero profunda de la sociedad que hoy día habitamos, graduada en la “ciencia del consumo”:

-Así como Aladino fue engañado por el mago que se hizo pasar por su tío, quien le prometió joyas sin ningún esfuerzo, millones de personas en la actualidad son estafadas por otras que aprovechando la ingenuidad y el deseo del “dinero fácil” de las masas, consiguen su mina de oro, quitándole dinero y dejándolos en la insolvencia económica.

-La creencia en “salvadores” o “genios mágicos”, según el caso, con las que muchas personas creen que solucionarán sus problemas con solo invocarlos o descargar todas sus preocupaciones en él. Esto se da en el Estado, la religión, los grupos sociales, etc.

-El uso exagerado de la tecnología, a la cual algunas personas le atribuyen dotes de lámpara, al dejarle todas sus necesidades a ellas, esperando que esta la resuelva y haciéndose dependientes. Recordemos que la tecnología es una herramienta mas no un reemplazo de nuestro ser.

-La “desechabilidad” de los bienes de consumo; los cuales se utilizan por un corto periodo de tiempo y, según sus usuarios, “ya no sirven”, tal como el genio después de pedirle los tres deseos.

-La publicidad que actúa como la cueva de tesoros, la cuales llaman al comprador a adquirir productos que muchas veces no pueden costear, son superfluos o de mala calidad; por sólo el afán de vender.

-La tendencia de buscar sólo los bienes monetarios, pues Aladino en vez de pedir instrucción y otros dones intangibles, prefiere pedir lo básico, siendo también un conformista, al contentarse con sólo comer, poseer lujos, y un palacio.

-La incapacidad de postergar los deseos, que caracteriza a la sociedad contemporánea. Así como Aladino, muchos niños malcriados (algunos tienen más de 20 años) que creen que las cosas cuando las quieren surgen enseguida, con solo “frotar la lámpara” ($$$).

-El reflejo de la incapacidad que muestra Aladino para salir de la cueva, es una clara muestra de la vulnerabilidad de la sociedad, que en momentos de crisis económicas, en vez de ser austeros y maduros, se descontrolan y comienzan a sembrar el pánico, entregan sus esperanzas a alguna persona, o sencillamente lloran desconsolados esperando que caiga una solución divina.

-“A los norteamericanos, y al segmento de la población latina que se quiere o se puede parecer a los gringos, les encanta vivir en la fábula de la lámpara de Aladino, se frota un metal, el genio aparece, se le pide un deseo, y antes de que podamos siquiera parpadear, el deseo se nos cumple: una doncella desnuda y complaciente, un carro nuevo, un vestido de fiesta, un collar de perlas, un viaje a las Antillas, un helado, una chocolatina, una camisa, unos tenis... En la fantasía suena maravilloso que todo deseo que tengamos se nos cumpla de inmediato, pero cuando esto se verifica en la realidad deja una profunda sensación de insatisfacción, de sin sentido. Lo que conseguimos sin dificultad lo disfrutamos sin entusiasmo.

La nueva lámpara de Aladino se llama tarjeta de crédito y es un arma de doble filo: somos incapaces de no tener hoy lo que quizá podríamos comprar, si todo sale bien, el año entrante.”1

-El hecho de obtener todo inmediatamente usando el dinero (metálico o plástico) provoca una deshumanización en el individuo, pues le quita el sabor de la meta cumplida con esfuerzo y dedicación, para reemplazarla con una pereza “hedonista” e inutilizante.

-En Aladino el tema de la agencia y el poder está centrado principalmente en el rol del joven tramposo callejero, Aladino. Jazmín, la princesa se enamora con el simple objeto de su deseo inmediato convirtiéndose en un paso social. Su vida está casi completamente definida por los hombres, y, al fin, su felicidad es asegurada por Aladino, que al fin recibe el permiso para desposarla.

1. Héctor Abad Faciolince. “El sueño de Aladino”. El Nacional. Colombia - Domingo 18 de Julio de 2004 A/10 Opinión >
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¡Encontré la Lámpara!

Debo confesarles que sentí envidia por Makloon Lagon, el creador del cerebro.com; pero recordé que si el es bueno haciendo videos, yo también lo soy haciendo montajes. Aquí está mi primer montaje, de mi autoría, titulado "Encontré la lámpara"...

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